lunes, 14 de julio de 2008

¿Qué está pasando?

Acabo de mirar las notas de corte para el acceso a las universidades de cierta comunidad autónoma. Después de haber visto el 8.69 para Medicina en Valencia me esperaba algo así. Notas de un 8.85, 8.55 para Medicina, 7.93 para acceder a Enfermería. 8.12 si se desea Fisioterapia.
Señores, señoras, ¿qué está pasando?


Las carreras de ciencias de la salud llevan años aumentando su demanda, y con ello, la nota de corte. Pero... ¿Hasta donde vamos a llegar? Y lo que es más importante, ¿Por qué?
Si en su momento, para acceder a Biotecnología se empezó a necesitar una nota que rondara, o incluso superara el 9, se achacó a las pocas plazas para estudiar dicha licenciatura. Se puede hablar mucho sobre la necesidad o no de incrementar el número de plazas para estudiar Medicina, pero lo cierto es que hoy por hoy, no son pocas.
Así que si las plazas no solo no han disminuído, si no incluso aumentado en los últimos años...¿es esta gran demanda culpa de House y de Anatomía de Grey?

Una empieza a plantearse si todo esto no estará pasando porque los futuros médicos creen que su vida será como en las series. No nos engañemos, todo parecido con la ficción, será pura casualidad. Obvio que si me encontrase al Doctor caliente por el hospital, no le haría ascos (y digo esto por no ser más explícita). Pero es bastante improbable. Y en nuestro sistema de salud, si en el momento que ejerza la Medicina me comporto como soy, tirando a House...duraré dos días antes de irme a la calle.

Aún así, y evitando los motivos que llevan a los jóvenes premédicos a meterse en esta, nuestra querida carrera, queda una pregunta, más inquietante aún.
¿Por qué tanta gente tiene esas notazas? ¿Nos encontramos acaso ante una generación de estudiantes superevolucionados?

miércoles, 2 de julio de 2008

Y creo que haré ver que nada me importa.

No sé que hora es. Vivo en un mundo sin tiempo desde la pérdida de mi reloj. Pero no me importa. No importa si son las 12 pm o aún el Sol no ha alcanzado el punto medio de su trayecto. No importa si queda una hora y media o menos para volver a casa. Nada de eso importa ya.
El tiempo avanza, inexorablemente, a pesar de nosotros y de nuestras circunstancias. Aunque todo vaya bien, o todo vaya mal. Hoy es aquel lejano 2 de Julio. Y antes de que nos demos cuenta y hayamos podido aprovecharlo al máximo, 'chupando toda su energía', se habrá esfumado.

Ahora que vivo sin tiempo todo parece más lento. O quizá es la subjetividad que emana por escribir estas líneas (más los tachones correspondientes) en un folio de examen.
Cuando decida entregar los folios en blanco y cruzar la puerta, mis vacaciones se alargarán un mes más. Las clases terminaron hace 26 días, pero el curso no finalizará hasta el 15 de Septiembre. Aunque no me puedo quejar del balance global trabajo/vacaciones medido en tiempo. De un año han sido 11 meses de vacaciones y será uno de estudio. Porque puede que todo sea más fácil en casa. O tal vez, nada de todo esto tenga sentido.
Mi mente se encuentra suspendida en un espacio ingrávito. Sin sensaciones, sin objetivos, sin motivaciones. Sin encontrar aquello o aquel que me haga tiritar. Un simple 'te echo de menos' ya no provoca nada.
Siempre había encaminado mi vida hacia un único destino, inalterable: donde me encuentro.
Pero se han roto todos mis esquemas. Debido quizá al enfrentar idealismo con realidad.
Decepción, desilusión. Desencantamiento. O ingenuidad.
Siempre había pensado hallar la verdadera felicidad entre los muros de la Facultad de Medicina y en sus conocimientos. Y una vez que he podido saborearlo, me he dado cuenta de mi error. Quizá sobrevaloré demasiado mi vocación. Ahora soy capaz de entender que no quiero que mi vida se resuma en 6 años de estudio y 30 de trabajo. Que para mí, eso ya no es la vida que busco.
Intento recuperar la ilusión que perdí de golpe, aunque sin convertir la Medicina en mi única vida. Es un camino arduo y largo, pero intentaré arrollar cada uno de los obstáculos que se pongan por delante. Dentro de un mes. Ahora solo puedo pensar en una largarme dejándolo todo. A recorrer el mundo. Sin nada. Dos años en Nueva Delhi, tres en Australia, un mes en Chicago... qué más da.





martes, 1 de julio de 2008

...

Pronto...