lunes, 10 de noviembre de 2008

Los profesores incompetentes

Soy consciente de que si suspendo, es culpa mía. Si no he estudiado lo suficiente, o la frase escondida del párrafo sin importancia del tema dado a la carrera en el último minuto se me escapa, pues mira...mala suerte. A fijarse más para la próxima vez. Al fin y al cabo, puede ser más o menos justo, pero es lo que hay.

Pero cuando una clase entera no entiende algo, quizá el problema no sea de los alumnos.

Puedo entender que un profesor no sepa explicar, o que su materia sea más complicada.
Pero al igual que se nos exige como alumnos una serie de cosas, que normalmente no son pocas, vendría bien un poco de coherencia con su puesto. Ser profesor no es solo soltar un par de clases, poner un exámen y a final de mes cobrar (una cantidad que no es precisamente baja). Así que lo mínimo, es prepararse un poco. No me voy a meter en el tema de los Power points, que me da para otro post. Si no más bien en la incompetencia general. Usar un ordenador, tener conocimientos mínimos, no es tan complicado. Utilizar un proyector, tampoco. Si no sabes que hacer para reproducir un video, no se trata de que te lleves mal con los ordenadores. Es que simplemente, eres un inútil.
Son detalles nimios, que al final cansan. El hecho de que la persona que te va a examinar diga
"Es que no lo entendeis. Si lo entendierais, no se os olvidaría en mucho tiempo."
Y que unos minutos más tarde, escuches que
"Uy, esta parte es que no me da tiempo a mirarla todos los años y no me acuerdo como era"
la verdad, acaba quemando.

Seamos consecuentes señores. Estoy segura de que hay bastantes aspirantes más cualificados esperando conseguir su puesto.

martes, 14 de octubre de 2008

Estudia Medicina de mentira!

¿Nervioso porque no sabes si te llegará la nota para entrar en Medicina? ¿Agobiado por los 6 años de amor odio que te esperan en una de nuestras queridas Facultades? ¡Tranquilo! Ha llegado tu solución: las medicinas de mentira.
Hace un par de días unas chicas llegaron a mi Facultad repartiendo carpetillas de publicidad de una escuela de Medicinas de mentira y todo son ventajas.

Comienzan desde un nivel básico, y no se necesitan conocimientos previos así que... ¿para qué dejarse los cuernos con Bachiller y Selectividad? Además, olvídate de las aburridas clases de Fisiología o Anatomía, que al fin y al cabo de nada sirve saber como estamos hechos y de que manera funcionamos, si nuestras Medicinas de mentira nada tienen que ver con esa realidad. En un par de clases, solucionado el tema y ya entramos en materia con lo que de verdad importa. Iridología, homeopatía, auriculoterapia, lipoestimulación y aromaterapia entre otros.

¿No te convence la escuela de técnicas parasanitarias? (Palabra, que por cierto, no está en el diccionario de la RAE) Déjame seguir, que la cosa promete, de verdad.

Te enseñaran las bases para que diseñes, organices y gestiones económicamente tu centro wellness (que suena más cool que en español, recuérdalo. Utilizar palabras y teorías desconocidas dotará a tu centro de una categoría especial)
Y si te preocupan los problemas legales derivados de la dudosa fiabilidad de tu medicina de mentira, ya puedes irte relajando, porque recibirás clases sobre el vacío legal existente en torno al tema en nuestro país, así que los podrás sortear sin problemas.

Y por si fueran poco todas estas ventajas, puedes seguir nuestros cursos de forma presencial, o a distancia.
¿A que estás esperando?
¡Rápido! Pronto terminará el plazo de matrícula. ¡ Corre, vete preparando una cantidad considerable de dinero que luego recuperarás con creces y no te quedes sin tu plaza!

jueves, 28 de agosto de 2008

Personajes típicos de cualquier carrera en general (y de Medicina en especial) 1.El empollón

Todos, quien más quien menos, conocemos un empollón.
El empollón no es aquel compañero que saca matrículas en todo, puede serlo, pero esa no es la única condición, ni siquiera es indispensable para ser un auténtico empollón.
Para mí, el empollón es ese ser que se mata a estudiar con el único fin de tener unas notas excelentes. No quiere ser un gran médico, ni siquiera uno bueno. No lo hace por tener una ventaja para el MIR, lo que sería entendible y digno de admirar por tener tanta capacidad de sacrificio.
Lo que le importa al individuo que nos ocupa es que su expediente sobresalga por encima de todos los demás, como con casi toda seguridad ha hecho en el instituto, en el colegio y apurando...quizá en preescolar. Y desde luego, los métodos para conseguirlo son siempre total y absolutamente válidos.

Lo peor del empollón no es su completo y absoluto desinterés por el mundo que le rodea, ya sean compañeros, amigos, hobbies o todo aquello que parezca, aún desde lejos, una vida. Lo peor es que su conocimiento se restringe a los apuntes que ya ha estudiado y a todo lo relacionado con ellos que puede caer en un exámen.

No sólo le da igual, si no que llega a mostrar que su inteligencia no es tan alta como puede parecer cuando habiendo estudiado lo que es la regla, y sabiendo lo que es una ligadura de trompas pregunta cosas como "Después de una ligadura de trompas, la mujer sigue teniendo la regla?"

El empollón, además de ser casi siempre un gilipollas tontolapolla sin remedio, peca de falsa modestia. Porque siempre, siempre, lleva atrasada materia pero no duda en participar en clase, aunque nadie le pregunte aunque es fácil que después de lucirse delante del profesor demostrando lo que sabe, éste le pille preguntándole algo de cultura general..
Y esa, junto con las tutorías periódicas es su única participación en la vida de la Facultad (aunque es probable que también presuma de pasar poco tiempo estudiando y tener una amplia y satisfactoria vida social saliendo cada fin de semana, aún en exámenes).

Porque sí...estudiar Medicina engloba muchas cosas pero si no puntúa, no importa.

lunes, 14 de julio de 2008

¿Qué está pasando?

Acabo de mirar las notas de corte para el acceso a las universidades de cierta comunidad autónoma. Después de haber visto el 8.69 para Medicina en Valencia me esperaba algo así. Notas de un 8.85, 8.55 para Medicina, 7.93 para acceder a Enfermería. 8.12 si se desea Fisioterapia.
Señores, señoras, ¿qué está pasando?


Las carreras de ciencias de la salud llevan años aumentando su demanda, y con ello, la nota de corte. Pero... ¿Hasta donde vamos a llegar? Y lo que es más importante, ¿Por qué?
Si en su momento, para acceder a Biotecnología se empezó a necesitar una nota que rondara, o incluso superara el 9, se achacó a las pocas plazas para estudiar dicha licenciatura. Se puede hablar mucho sobre la necesidad o no de incrementar el número de plazas para estudiar Medicina, pero lo cierto es que hoy por hoy, no son pocas.
Así que si las plazas no solo no han disminuído, si no incluso aumentado en los últimos años...¿es esta gran demanda culpa de House y de Anatomía de Grey?

Una empieza a plantearse si todo esto no estará pasando porque los futuros médicos creen que su vida será como en las series. No nos engañemos, todo parecido con la ficción, será pura casualidad. Obvio que si me encontrase al Doctor caliente por el hospital, no le haría ascos (y digo esto por no ser más explícita). Pero es bastante improbable. Y en nuestro sistema de salud, si en el momento que ejerza la Medicina me comporto como soy, tirando a House...duraré dos días antes de irme a la calle.

Aún así, y evitando los motivos que llevan a los jóvenes premédicos a meterse en esta, nuestra querida carrera, queda una pregunta, más inquietante aún.
¿Por qué tanta gente tiene esas notazas? ¿Nos encontramos acaso ante una generación de estudiantes superevolucionados?

miércoles, 2 de julio de 2008

Y creo que haré ver que nada me importa.

No sé que hora es. Vivo en un mundo sin tiempo desde la pérdida de mi reloj. Pero no me importa. No importa si son las 12 pm o aún el Sol no ha alcanzado el punto medio de su trayecto. No importa si queda una hora y media o menos para volver a casa. Nada de eso importa ya.
El tiempo avanza, inexorablemente, a pesar de nosotros y de nuestras circunstancias. Aunque todo vaya bien, o todo vaya mal. Hoy es aquel lejano 2 de Julio. Y antes de que nos demos cuenta y hayamos podido aprovecharlo al máximo, 'chupando toda su energía', se habrá esfumado.

Ahora que vivo sin tiempo todo parece más lento. O quizá es la subjetividad que emana por escribir estas líneas (más los tachones correspondientes) en un folio de examen.
Cuando decida entregar los folios en blanco y cruzar la puerta, mis vacaciones se alargarán un mes más. Las clases terminaron hace 26 días, pero el curso no finalizará hasta el 15 de Septiembre. Aunque no me puedo quejar del balance global trabajo/vacaciones medido en tiempo. De un año han sido 11 meses de vacaciones y será uno de estudio. Porque puede que todo sea más fácil en casa. O tal vez, nada de todo esto tenga sentido.
Mi mente se encuentra suspendida en un espacio ingrávito. Sin sensaciones, sin objetivos, sin motivaciones. Sin encontrar aquello o aquel que me haga tiritar. Un simple 'te echo de menos' ya no provoca nada.
Siempre había encaminado mi vida hacia un único destino, inalterable: donde me encuentro.
Pero se han roto todos mis esquemas. Debido quizá al enfrentar idealismo con realidad.
Decepción, desilusión. Desencantamiento. O ingenuidad.
Siempre había pensado hallar la verdadera felicidad entre los muros de la Facultad de Medicina y en sus conocimientos. Y una vez que he podido saborearlo, me he dado cuenta de mi error. Quizá sobrevaloré demasiado mi vocación. Ahora soy capaz de entender que no quiero que mi vida se resuma en 6 años de estudio y 30 de trabajo. Que para mí, eso ya no es la vida que busco.
Intento recuperar la ilusión que perdí de golpe, aunque sin convertir la Medicina en mi única vida. Es un camino arduo y largo, pero intentaré arrollar cada uno de los obstáculos que se pongan por delante. Dentro de un mes. Ahora solo puedo pensar en una largarme dejándolo todo. A recorrer el mundo. Sin nada. Dos años en Nueva Delhi, tres en Australia, un mes en Chicago... qué más da.





martes, 1 de julio de 2008

...

Pronto...